Comunicación no verbal, mitos y errores comunes
El tema de la CNV se puso de moda mediante el influyente psicólogo Paul Ekman, que viajó alrededor del mundo para investigar los gestos faciales de las emociones.
La comunicación no verbal (CNV) surge con los inicios de la especie humana y es anterior a la evolución del lenguaje propiamente dicho. De hecho, los animales también hacen uso de la comunicación no verbal.
La comunicación no verbal es el proceso de comunicación en el que existe un envío y recepción de mensajes sin palabras, a través de gestos, lenguaje corporal, postura, expresiones faciales, etc. donde no hay una estructura sintáctica.
Es importante no confundir la comunicación no verbal, con la comunicación no hablada. Existe comunicación no verbal que puede ser producida oralmente, como los gruñidos o sonidos de desaprobación.
En los seres humanos, la CNV es frecuentemente paralingüística, es decir, acompaña a la información verbal. Y es que, la comunicación no verbal, se puede organizar mediante diversos componentes:
Kinestésicos
Se trata de los gestos, las posturas y los movimientos del cuerpo.
Proxémicos
Es la disposición de los objetos en un espacio, y cómo las personas se desenvuelven en un lugar. El mantenimiento de la conocida como “burbuja personal” o la distancia.
Paralenguaje
Es el uso de voz (entonación, inflexiones, etc) para transmitir las palabras
En los años 50, cuando Ekman comienza a estudiar el tema, la idea predominante era que los gestos y las expresiones faciales era algo culturalmente aprendido.
Tras varios viajes y numerosos experimentos, concluyó que las expresiones de alegría, tristeza, ira, sorpresa, asco y miedo son universales, independientemente de la sociedad o la cultura a la que se pertenezca.
El gran problema es que, como ocurre en muchas ocasiones, los resultados son mal interpretados y exagerados. Tanto por los medios de comunicación, que tienen que vender noticias, como por muchos consultores que tienen que vender cursos de interpretación de gestos.
Hasta la fecha, lo único demostrable es que esas seis emociones tienen una comunicación no verbal propia. El propio Ekman reconoce, en el prorrogo de algunos de sus libros y en diversos vídeos, que No existe ningún gesto específico y aislado que delate las intenciones del emisor.
Es decir, lo que hace el propio Ekman en sus libros, al igual que otros autores, al igual que estoy haciendo yo al escribir estas líneas, es simplificar la realidad con el objetivo de que sea más entendible.
Es más, Ekman, reconoce que lo importante a la hora de detectar si, por ejemplo, alguien tiene intención de engañarnos o no, son las micro-expresiones. Estas son muecas que se producen en fracciones de segundo y que sólo un 1% de los humanos son capaces de detectarlas.
Por tanto, como se apunta desde la Psicología Social, tal vez lo importante no es estar preocupados por lo que significan o lo que quieren decir los gestos de los demás.
Es más, como se reconoce desde esta disciplina, por un gesto o expresión no se puede interpretar nada científicamente válido y, aunque se pudiera, sería difícil que tuviéramos la habilidad para detectarlo, ya que necesitaríamos una cámara lenta para observarlos el suficiente tiempo como para apreciarlos.
Más nos valdría atender a la conducta, en su conjunto, atendiendo al contexto y las circunstancias dónde se producen. Y al proceso de comunicación como algo bidireccional, dónde lo que digo y cómo lo digo está influyendo en el propio proceso y en los resultados que se produzcan de éste. También, en que puedo utilizar mi paralenguaje con el objetivo de resaltar o disminuir un mensaje.
© Carlos Cominero
Afortunadamente, atender a estos aspectos también se puede entrenar mediante diversos ejercicios que nos ayuden a ser más conscientes de nuestra propia comunicación y de la de los demás.
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